Si usted es de los que acostumbra a hacer las compras de la despensa seguro es que en las últimas semanas ha adquirido menos de lo que acostumbraba o en su defecto estará pagando más por los mismos productos que consumía meses atrás. Ese es el reflejo más claro de cómo se traduce la inflación en el bolsillo de la gente. Hay precios de productos que se han disparado y que pueden tener muchas interpretaciones respecto al motivo por el que se han encarecido, como es el caso del limón.
Los memes indican que es porque el fruto es uno de los mejores remedios para hacer frente a la ola de resfriado o Covid que aqueja al país y las compras a granel han encarecido lo poco que queda; otra explicación indica que el crimen organizado tiene acaparado el producto en Michoacán (entidad líder en la producción del fruto) y de ahí que no hay en el mercado. Una tercera versión atribuye el encarecimiento del producto al cambio climático que dificultó la cosecha del insumo. Por la razón que sea lo cierto es que la amarga realidad indica que el kilo del limón se vende en un precio que ronda los noventa pesos.
Y así como el fruto verde, se pueden encontrar otros productos que se han encarecido y están haciendo aún más difícil la ya de por sí pesada cuesta de enero. Afortunadamente los empleos que se habían perdido durante la pandemia se recuperaron en términos numéricos, aunque quizá no en términos de ingresos. Es decir, todo parece indicar que sí hay trabajo, pero con menores salarios a los que había antes de la llegada del Covid-19 al país. Por eso es tan temible la cuarta ola, porque si bien como indican las autoridades en términos económicos ya no es factible el cierre de actividades esenciales, los contagios han impactado en los empleos porque miles han tenido que volverse a confinar en sus casas, incluido el presidente de la república.
El tema es que, de acuerdo con algunos expertos, la cresta de esta nueva ola de contagios tocará su techo a finales de mes o mediados de febrero y los pronósticos más catastróficos hablan de que sería hasta el mes de marzo. Lo anterior evidentemente que afectará e impactará en la economía nacional y por consecuencia en los bolsillos de los mexicanos lo que hará más cuesta arriba la cuesta de enero.
Más vale que en cada hogar se tomen las precauciones necesarias para que los daños económicos colaterales no sean mayores a los que ya se tienen. Quizá es momento de recortar o replantear compras de ciertos insumos poco prescindibles, los llamados gastos hormiga; ahorrar lo más que se pueda para tener un colchón que permita hacer frente a la situación si está se complica aún más, y, cada uno debe cuidarse para, en caso de no haber sido contagiado, seguir inmune a la nueva variante, porque un enfermo en casa merma al resto de la familia, incluida las finanzas del hogar. Que cada quien ponga un poco de su parte para hacer más llevadera esta situación.
Twitter: migueles2000
Comentarios: miguel.perez@hidalgo.jornada.com.mx
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