Se siente el alivio colectivo de un nuevo año. Las posibilidades de cambiar hábitos, de empezar algo nuevo, terminar con temporadas de dolor y angustia, es un pequeño descanso mental para nosotres.
2022, colectivamente para les Hidalguenses será un año complejo. Este 2021 no fue fácil para este territorio dónde nos sabemos muy lejanos de les otres. La elección para la gubernatura nos tiene preocupades y hartes a todes. Se quiera o no llevamos al menos un año de “campaña”, de recibir llamadas para encuestas para saber si tal o cuál candidate prefieres, traiciones políticas, personas que han utilizado a otras para llegar a ciertos espacios. Pero que esto termine definirá y cambiará nuestras vidas. Yo tengo miedo.
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Aún no hay ombudsperson. El punitivismo demagogo va ganando terreno. No hay responsables de las catástrofes que se han vivido en el estado. Obra pública sin sentido y nuevos monumentos feos que han oscurecido a nuestra capital. Impunidad e injusticias.
Una querida amiga me compartió que en Colombia los colectivos de víctimas tienen toda una reflexión de porqué se sentaron las bases para la guerra en su país, el silencio, el quedarse callades ante todo el horror que vivían.Lo que le pasa a otre nos impacta a todes.
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Les hidalguenses tenemos una fortaleza silenciosa, que poco a poco está comenzando a manifestarse. Esa es mi esperanza y deseos para 2022: que continúe la indignación, que no guardemos silencio, que escuchemos y nos encontremos. Notaremos que no somos tan diferentes como nos han hecho creer.
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