En las últimas semanas la posibilidad de una cuarta ola de contagios en nuestro país ha tomado cada vez más importancia con la reapertura de la economía, eventos con motivo del día de muertos, festivales, eventos deportivos masivos y la reapertura de los centros educativos. En ese contexto, ha cobrado una gran relevancia la discusión acerca de la inclusión de los menores de edad en el Plan Nacional de Vacunación contra COVID-19 en nuestro país.
Los procesos de vacunación en menores de edad han iniciado en semanas recientes en muchos países del mundo, mientras que en México algunos estados han comenzado la vacunación en adolescentes en medio de litigios entre un juzgado federal y las autoridades sanitarias federales, dejando en la incertidumbre a millones de familias de todo el país.
Esta discusión ha tomado una mayor importancia después de que la Organización Mundial de la Salud emitió un comunicado en el que indica que los adolescentes que no tienen una comorbilidad de alto riesgo aún no deben ser incluidos en el plan nacional de vacunación y que tampoco debe exigirse la vacuna como requisito para que las niñas y niños vuelvan a las aulas escolares.
En ese mismo sentido, la Organización Panamericana de Salud ha identificado que uno de los mayores problemas que enfrentan los países de Latinoamérica es que se ha iniciado la vacunación de menores de edad sin haber alcanzado antes niveles de inmunización suficientes en sectores más vulnerables de la población, haciendo de la estrategia de vacunación un proceso menos eficiente.
A pesar de ello, la estrategia de vacunación en México ha logrado inmunizar, al menos parcialmente, a cerca del 83% de los adultos por lo que ha iniciado a desplegarse en algunos estados las primeras dosis para menores de edad. Al mismo tiempo, otros países de la región han iniciado procesos de vacunación en menores, como es el caso de Argentina, Colombia, Perú y Chile -en donde el 81% de la población de entre 6 y 17 años ya cuenta con por lo menos una dosis de la vacuna-.
En México la población menor de 18 años representa 1 de cada 3 mexicanos -más de 42 millones- por lo que aún estamos lejos de finalizar con el plan de vacunación nacional. Desde esa perspectiva, es necesario reflexionar sobre la urgencia de generar y avanzar con una estrategia de vacunación que nos permita inmunizar progresivamente a los más jóvenes, de manera que sea posible proteger a este sector tan importante durante este periodo de fin de año en el que se han observado los mayores niveles de exposición por las festividades, al tiempo de fortalecer los protocolos sanitarios de prevención.
Es innegable la necesidad de que los menores de edad tengan acceso a las vacunas para COVID-19 a la brevedad, proteger la salud de las niñas, niños y adolescentes es proteger al futuro de México. En ese contexto, será necesario que los distintos niveles de gobierno, la iniciativa privada, la sociedad civil, y todas las familias mexicanas redoblen esfuerzos para proteger a los más pequeños para garantizar el bienestar de la población presente y futura de nuestro gran país.
POR EMILIO SUÁREZ LICONA
CONSULTOR Y PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD PANAMERICANA
TWITTER: @EMILIOSL
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