Desde 1760, cuando la Revolución Industrial desencadenó cambios alrededor del mundo gracias al uso de nuevas tecnologías, los avances no se han detenido; sin embargo, los últimos 20 años han marcado un parteaguas.
Es así que hoy el acceso digital ha permitido grandes cambios en las distintas áreas de la vida cotidiana y también ha impulsado la transformación de esquemas, y ha evolucionado al punto de que un amplio porcentaje de instituciones y empresas públicas y privadas dependen de internet para llevar a cabo sus funciones.
Es imposible negar que muchos de los servicios que adquirimos actualmente están marcados por internet, de acuerdo a datos deThe Competitive Intelligence Unit (The CIU), en 2019 la tasa de crecimiento de las inversiones en telecomunicaciones fue de 26.2 %, así mismo, la adquisición de smartphones aumentó 5.5 % sólo en el primer trimestre de 2020, sin embargo, en cifras de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información (ENDUTIH 2018), desarrollada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se reveló que más del 40 % de la población del país aún carece de acceso a internet.
También lee: Día Internacional contra la violencia y el acoso escolar
Los puntos a favor del acceso digital son muchos y claros, la digitalización impulsa la inclusión social y financiera, además promueve avances en materias como la educación, la salud y la política, sin embargo, pese al avance aún existen desafíos importantes como: la cobertura deficiente y desigual, altos costos en tecnología, la brecha y el analfabetismo digitales.
En datos del Banco Mundial, en la actualidad menos del 50 % de la población de América Latina y el Caribe tiene conectividad de banda ancha fija y solo el 9.9 % cuenta con fibra de alta calidad en el hogar.
Y si bien el 87 % de la población vive dentro del alcance de una señal de 4G, el uso y la penetración reales siguen siendo bajos con solo un 37 %. Además, hay que mencionar que los planes de datos y los dispositivos con internet no son asequibles para las personas pobres de la región, ya que, en promedio, el costo de un plan de datos de solo 1 GB representa el 2.7 % del ingreso familiar mensual (o entre el 8 % y el 10 % para el quintil en algunos países), muy por encima del umbral de asequibilidad del 2 % de la Unión Internacional de Telecomunicaciones.
Sugerimos: El 69% de hidalguenses tienen acceso a internet
Derivado de lo anterior, es necesario que hoy se replanteen escenarios y que se comience a abordar la brecha digital como un problema serio que puede causar una disminución en la inclusión social y el crecimiento económico, incluso la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) mencionó que existe el riesgo de que la brecha de acceso a las tecnologías digitales se convierta en el nuevo rostro de la desigualdad, por ello, es urgente universalizar el acceso a las nuevas tecnologías para reconstruir mejor con igualdad y sostenibilidad.
Es indiscutible que el acceso digital trae amplios beneficios, es por ello que trabajar en su incremento puede significar un punto medular entre el avance y el rezago, por lo que hoy, y frente a los cambios tan acelerados del último año, es necesario que los gobiernos e instituciones continúen trabajando en el acceso a internet, la disminución de precios y en la transformación tecnológica.
*Analista en temas de Seguridad, Justicia, Política y Educación.
Si deseas recibir mis columnas en tu correo electrónico, te puedes suscribir a mi lista en: http://eepurl.com/Ufj3n
Deja una respuesta