Las Bodas de Luis Alonso es un sainete que fue presentado en el Teatro de la Zarzuela de Madrid en 1897, con música de Gerónimo Giménez y libreto de Javier Burgos, obra que 124 años después se volvió tan popular que es interpretada hasta por mariachis, a esa distancia en el actual gobierno de la República, las bodas lo han marcado porque de ser actos privados se han convertido en un sainete, no teatral, pero sí político.
La primera fue la del cercano colaborador de Andrés Manuel López Obrador, César Yáñez, con Dulce Silva el 19 de septiembre de 2018, tan espectacular que mereció la portada de la revista Hola y a la cual asistió el mandatario en atención a su amigo y hombre de confianza durante muchos años, solo que al ser cuestionada la fiesta como una reunión Fifí, animada por Los Ángeles Azules, el novio desapareció de la escena política.
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Se consideró que el evento social iba en contra de la narrativa de austeridad republicana del presidente que ya empezaba su estrategia de polarizar a la sociedad con definiciones de fifís, neoliberales y conservadores a todos aquellos que estaban en desacuerdo con él, así hoy se han insistido en estimular una ficticia lucha de clases con fines electoralistas para conservar el poder.
El turno ahora fue para el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) Santiago Nieto que organizó su boda con la consejera electoral Carla Humphrey en la bella ciudad guatemalteca de Antigua, con la mitad de invitados que César Yáñez, que fue de 600, esta vez solo eran 300, todo con la finalidad de que el enlace fuera discreto, sin fotografías o videos en redes, pidieron a los invitados.
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Nadie contaba que varios de los convidados, dispusieran de vuelos privados para acudir a la boda y en uno de ellos las autoridades guatemaltecas descubrieran 35 mil dólares no declarados que se dijo son propiedad del director de un medio de comunicación editado en la Ciudad de México, lo malo es que en ese vuelo iba la secretaria de Turismo de la Ciudad de México, que tuvo que presentar su renuncia.
Este incidente convirtió la boda en un escándalo al trascender imágenes de los arreglos y el lugar del evento además de nombres de los invitados, lo que no gustó al presidente, porque él sabía del enlace, reconoció que estaba invitado, pero al conocerse las características de la fiesta, el presidente consideró que fue escandalosa y obligó a la renuncia del hombre que utilizó la inteligencia financiera con fines políticos y electorales, sin importar que era un evento privado, porque va en contra de su narrativa, no de la realidad de este gobierno.
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