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Vecindad y condominio

Garlito 

Otro rostro que nos presenta la capital del estado como ejemplo del desarrollo y la evolución urbana, pero también como una transformación de una manera de vivir y convivir en los barrios mineros, la modernidad siempre latente desde tiempos inmemoriales; el crecimiento poblacional y falta de servicios públicos y un déficit habitacional, mayor demanda de casas que las existentes, obligó a una política pública que construyó desarrollos habitacionales, fraccionamientos y condominios. 

Foto: Carlos Sevilla

Cuchitril 

Compañeros de trabajo y vecinos de barrio, los mineros gremio leal, hermandad secreta, complicidad compartida, aún en la superficie tendían a agruparse, reunirse, juntarse con aquellos de mayor simpatía o afecto, construir sus casas más cercanas que el mismo barrio, la Vecindad; pequeñas casas habitación agrupadas en una misma propiedad, con un patio sanitarios, baños, lavaderos comunales, generalmente edificadas muy parecidas a los laboríos internos de las minas; la Vecindad en el barrio era territorio prohibido, propiedad privada, sociedad exclusiva, se era del mismo barrio pero de distinta vecindad, lugar que el cine nacional la coloca en un pedestal casi divino. 

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Foto: Carlos Sevilla

Gloria o infierno, la Vecindad de barrio era donde se alquilaba un espacio para las funciones vitales, particularidad de la cultura popular mexicana, hábitat donde nacen, se desarrollan y mueren decenas de generaciones de pachuqueños y mexicanos, que tuvieron la Vecindad como espacio vital, meta a superar, ejemplo de honradez y vidas sencillas, humildes, felices;  el hacinamiento poblacional en algunas vecindades era alarmante, decenas de niños amontonados en cuchitriles, cuartos redondos y símiles de calabozo como hogares; en el edificio del hoy Archivo Histórico del Estado, en la calle de Hidalgo, es inolvidable la Mansión de la Pobreza, ahí existió una de las vecindades más tenebrosas de Pachuca, pero no fue la única, muchas pequeñas vecindades de barrios altos dieron característica única a fiestas como posadas o los 12 de diciembre. 

Diáspora   

Por los años 80´s del siglo pasado, la ciudad capital, sufrió una crisis habitacional y la demanda de casas era más alta que las que se pudieran rentar, el centro de la ciudad y los barrios, estaban repletos de familias que incluso vivían dos o tres en una misma casa, en las colonias habitantes antiguos no tenían la posibilidad de alquilar, las rentas eran elevadas y solo algunas familias dueñas de grandes propiedades eran beneficiadas; no existía la cultura de adquirir una casa para la clase trabajadora, una actividad inusual comenzó, iniciaron las construcciones de un proyecto que a casi 40 años fue un éxito, la unidad habitacional fraccionamiento Aquiles Serdán, no solo esa, Hilaturas Pachuca, 11 de julio, El Chacón, Pachoacan, Juan C. Doria, La Reforma, entre otras más que dieron la oportunidad al eterno inquilino del barrio, adquirir su propia casa habitación, su hogar de interés social. 

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Foto: Carlos Sevilla

Los primeros grandes constructores particulares, el mismo Gobierno del Estado pero sobre todo, la clase trabajadora de la ciudad, por diferentes créditos pudo acceder a una casa que en teoría sería suya 25 o 30 años después; esas unidades habitacionales, deslumbrantes al inicio, se fueron convirtiendo, lamentablemente en lugares inhóspitos por culpa en gran medida de sus mismos vecinos, sin respetar áreas verdes, espacios públicos, los convierte en basureros, estacionamientos y terrenos baldíos donde se proyectó una vida mejor que la del barrio o Vecindad; actualmente esos fraccionamientos modernos presentan ya hacinamiento y caos urbano, sobre todo en los del sur y el Aquiles Serdán el más deteriorado en la zona de condominios, en general todos requieren de mayor interés de sus habitantes y autoridades para devolverles la intención de lugares para vivir mejor. 

Difícil fue sacar a los mineros del barrio y acudieran a las nuevas colonias y vecindades, ahora verticales, edificios y zonas verdes, el pueblo minero inició su diáspora y abandonó los cerros y barrios altos, los nuevos fraccionamientos y colonias dieron a la ciudad una cara nueva que hoy necesita de restauración y crear una cultura vecinal de la importancia de conservar en buen estado el lugar donde coexisten nuestras familias y conciudadanos.  

Foto: Carlos Sevilla

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