Probablemente las áreas de ciencia y tecnología sean las que más avance han presentado en las últimas décadas e incluso los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 las colocan como espacios que impulsarán a la sociedad para acercarse cada vez más a la sostenibilidad y la inclusión.
Contrario a lo que podría creerse, algunos de los inventos trascendentales de la tecnología han sido desarrollados por mujeres, como el caso de Ada Lovelace, quien ha sido reconocida como la madre de la programación al haber escrito el primer algoritmo de la historia, o Evelyn Berezin que en 1968 desarrolló un procesador de texto que simplificaba el trabajo de oficina, y finalmente Frances Elizabeth Allen, pionera en el campo de automatización de tareas paralelas y optimización de compiladores; incluso, fue la primera mujer en ser nombrada IBM Fellow, reconociendo así su labor dentro de la institución.
Durante años el papel de la mujer en la ciencia ha sido denostado, como caso icónico se encuentra el trabajo que hicieron las apodadas “computadoras humanas”, Katherine Johnson, Mary Jackson y Dorothy Vaughan, quienes realizaron los cálculos que años después permitieron orbitar la Tierra o llevar a Neil Armstrong a la Luna.
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Desafortunadamente, a lo largo del tiempo las mujeres han tenido que ocultar sus descubrimientos, o bien permitir que estos queden registrados por hombres, ya que a través del tiempo fueron y continúan siendo censuradas, discriminadas y atacadas.
Es así que desde 2010, la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), organismo especializado de las Naciones Unidas para las tecnologías de la información y la comunicación, decretó el cuarto jueves del mes de abril como una fecha especial para analizar y hacer visible la brecha digital de género.
De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, las ingenierías y las TIC son las disciplinas más dominadas por los hombres donde la matriculación de mujeres es de 28 % y 27 %, respectivamente, lo que implica que a ese ritmo no se logrará alcanzar la paridad de género en las disciplinas académicas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas antes del año 2100.
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Es imperativo que la brecha disminuya y que se apliquen programas para alentar a las niñas y mujeres a incursionar en la tecnología; esto no solo debe suceder al interior de las familias, sino que también se tienen que implementar acciones a nivel académico y por supuesto gubernamental, es decir, si los padres, docentes y los propios líderes de las actuales empresas fomentan el crecimiento, el desarrollo será exponencial.
Muchos mitos se han creado alrededor de la imagen de las niñas y mujeres en la tecnología, la falsa convicción de que no cuentan con la destreza necesaria o bien la creencia de que las mujeres son mejores en habilidades sociales que técnicas. Además, lamentablemente en muchos países los paradigmas socioculturales continúan impulsando la idea de que el hombre debe estudiar antes que la mujer porque es quien “provee” a la familia.
Hoy, conmemoremos, hagamos más visibles las historias de éxito, que los paradigmas se revolucionen, que los modelos se reinventen, pero sobre todo que quien sienta la apremiante decisión de seguir por la senda de la ciencia y la tecnología lo haga convencida de que siempre encontrará a alguien que la aliente.
*Analista en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.
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