Dentro de tres días, 82 de los 84 presidentes municipales de Hidalgo cumplirán 10 meses en el encargo para el que fueron electos en un ambiente de incertidumbre, en donde la pandemia no daba tregua y los ciudadanos pedían a gritos tener gobernantes a la altura de las circunstancias.
Pero a 10 meses, el descontento es mayúsculo en la mayoría de los habitantes del estado de Hidalgo y en algunos municipios están repitiendo la misma historia de incompetencia, despilfarro y oídos sordos de sus gobernantes.
Si bien hay administraciones municipales de nombre, en los hechos los compromisos adquiridos en las campañas no se han cumplido y pareciera que es como un acto de comercio: “no tenemos color rosa, pero le trajimos negro, porque es lo que hay”.
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No podemos omitir los recortes presupuestales que están afectando seriamente a los estados y municipios, pero a esto le sumamos la nula capacidad de gestión de los alcaldes y sus administraciones, porque siguen sin entender que la única manera de avanzar es conformar equipos con gente capacitada, experimentada y con plena disposición de hacer bien las cosas.
Pero triste realidad la observamos en muchos ayuntamientos, donde las grandes responsabilidades recaen en los cuates, familiares y compadres de los alcaldes, y los resultados se ven reflejados en pésimos gobiernos locales, porque no es lo mismo hacer campaña que administrar.
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La administración pública va más allá de fotografías y demagógicos discursos, después de rendir su primer informe de labores, a los alcaldes les debe quedar claro que van a requerir más que echarle la culpa a sus antecesores, porque justamente porque los anteriores no dieron resultados es que los ciudadanos les dieron hoy, su confianza y a punto de cumplir 10 meses algunos han resultado una gran decepción.
@AlexGalvezQ
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